viernes, 30 de mayo de 2014

Distancia y auxilio sociológico ante la densidad afectiva



¿La Distancia era una hipótesis más, algo que remediar entre otras cosas que, sin más prisa, reclamase auxilio (*); o era algo más profundo e interesante, algo oculto que hay que poner a la luz, un lugar activo sin oxígeno, con una primera fase que va, y, por lo mismo, con otra que viene y se distancia de sí (**)?

La principal cuestión de la Distancia siempre fue hacer del sujeto un ámbito histórico, dejarlo, teoréticamente, a un lado; ver por dónde se recomponía. Para decirlo de manera muy intuitiva, el sujeto se echa a los hombros más peso del que puede soportar; no puede cargar con tanto, hay que elaborar una figura para manifestar la abstracción del peso sobrante.
 

(*) Por así decir, un mal de la teoría sobre el que descansa lo social. Según la hipótesis de la Distancia, un mal que se ha vuelto insensible; no se siente.
 

(**) Este movimiento interno, o, dicho más problemáticamente, adónde va, deja un rastro, una huella. No siempre será visible, sino todo lo contrario.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Instante implícito de lo abstracto, experiencia “a priori”

Repensando alguna idea de hace meses, me he vuelto a preguntar si la sustantividad se presta a ser representada, si hay espacio en ella como para que, ella misma, sea pensada. Si la sustancia está compuesta de partes constituyentes; o si, por el contrario, la sustancia es una totalidad primera e indisoluble. ¿La dependencia exige que se siga su paso, o hay más lugar para ser recorrido que el paso que la dependencia marca? ¿es, pues, su posibilidad abstracta algo real, cierto cumplimiento de su régimen; o el cumplimiento no es otra cosa que la desventaja de su actividad, el reverso de su pasividad y su falta de interioridad?