Tal y como sugiero con la genética del lenguaje, sexo sin fluidos a distancia, les facilito un estudio sobre ello: http://www.plosone.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.000875.
Los neurocientíficos obvian las formas de mediación, las formas trascendentales, y sólo hacen ciencia de lo superficial, el concepto con el que experimentan, el que se ajusta a su decir segundo, el decir mediado por su teoría como el decir de su ciencia. Pero el concepto solidario es una forma que lleva implicado el margen de uno a otro con el tiempo emocional distante. Como defiendo, el concepto no se puede recrear positivamente, pues no es histórico a priori, y el concepto moral no sólo es igualmente negativo sino que no hay otra manera de reproducirlo con justicia que en su distancia. El límite a priori del concepto se puede racionalizar haciendo de él una expectativa comprobada, pulida con arreglo a la lógica empírica que alguien llama experimentación, repetición de una misma forma de mantener su prueba; pero no es una proposición absoluta de verdad sino relativa la acción repetida de su prueba. Quien media en el sujeto es el concepto solidario, y no el concepto comprobado. La neurociencia no aportará nada al desarrollo sociológico de los conceptos hasta que comprenda el tiempo sociológico de sus sujetos. Esto, como siempre señalo, es un tiempo que no pertenece al sujeto sino a la unidad lógica de la que se sirve el concepto solidario, el grado emocional común hecho concepto en su distancia. Su lógica, su justa reproducción, no se puede recrear positivamente, sólo negativamente; y como anticipé en otro tema, la emoción no es simétrica con el tiempo de su concepto, de modo que la asimetría es el espacio sobre el que precipita su distancia.
jueves, 28 de enero de 2010
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