El problema que el desplazamiento tiene en mente es el siguiente: ¿cómo se puede ir de una psique propia (distinta del mundo que no es ella) a otra psique (distinta del mundo que no es ella) si no es mediante la identidad mental que comparten las distintas psiques?
El problema de las otras mentes es un problema lógico con unos límites bien definidos. Sería algo así: ¿puedo conocer otra mente que sea distinta de la mía?. En principio, puedo conocer una cosa cualquiera, de modo que no hay razón que me lo impida.
Ahora bien, ¿cómo conozco otra mente? Si la conociese a priori, la única forma de conocer perfectamente las cosas, su mente habría de ser la misma que otra mente cualquiera; todas las mentes habrían de ser las mismas. Y así ha de ser, las mentes han de compartir una misma forma.
Si una mente fuese distinta de otra mente, no habría cómo salir o entrar en ella. Y lo más terrible del tema no sería que no pudiésemos conocer al otro, que a priori no lo podemos conocer, sino que no nos conoceríamos a nosotros mismos, que a priori tampoco nos conocemos.
El otro no es, de hecho, conocimiento; el otro es la emoción que el otro causa en uno, la extensión de sí mismo.
Conocer infinitamente y sin distancias sería un conocer puro y absolutamente ideal. No hay tal conocimiento en parte alguna. Conocer ha de ser conocer incierto. Todo conocimiento está limitado a su negatividad, a que se sepa más y se sepa lo que no se sabía; conocimiento incierto es lo contrario de conocimiento a priori. Uno es incierto, y el otro es cierto; uno es extensivo, y el otro es denso, más de lo mismo. Si no fuese por esto no veo cómo habría conocimiento alguno. Sabrían todo o no sabrían nada.
lunes, 16 de mayo de 2011
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