¿No es la espera una figura elaborada para unificar episodios distintos
que no son inmediatamente iguales, su precipitación y experiencia genuina; mejor visto, la mediación de su igualdad, su actividad? Así pues, la espera
no espera nada que no sea lo que está viniendo. Nadie espera en
abstracto; se espera algo que, llegado el momento, se deja de esperar para estar ya ahí.
La espera tiene una forma sustancial que hace que espere, el deseo del
que depende y su lógica interna. Lo que está por venir sólo es visto
mediante una forma histórica que mire hacia delante, no hacia atrás.
Según mi tesis, la forma inmediatamente inversa sólo tiene verdadero
interés, sólo trae algo consigo, si el peso de lo que está delante es
superior al peso de lo que está detrás; si, dicho de otra manera, la
densidad de la historia ha dado un paso adelante y su repetición ha
producido un instante interior.
miércoles, 2 de julio de 2014
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