jueves, 9 de octubre de 2008

Sobre la conciencia del dolor del otro

Una de mis críticas a Nietzsche consistía en su malinterpretación de la compasión de Schopenhauer. La distinción entre la conciencia mediata y la inmediata era la base de mi argumento. Ahora, no sólo mi argumento, sino las neuronas del dolor parecen darme la razón. Estas se activan creando conductores sinápticos que, entre su dialéctica de inhibición/excitación, consiguen sacar o no adelante el dolor y hacerlo emerger. El aspecto que más interés encontré en estas neuronas se ve cuando una vez producido el dolor a un humano, entonces, inmediatamente, se disparaban las mismas neuronas en otro. La mediación estaba en su percepción, claramente, no es simple mística. Estas neuronas son las neuronas espejo.

Este tipo de formulaciones serán, sin duda, cruciales para que la reflexión ética madure y deje de estar anclada en la buena intención a la que su definición la lleva. Es, pues, otra oportunidad para actualizar la conciencia en su urgencia y no en chismes de viejas.


El mundo donde operamos, al que nos remitimos; ese mundo es mediatizado por la representación. Aquí el interés está en lo otro, en lo que es inmediato.

El neurocientífico Ramanchandran se pregunta cómo trabajarán esas neuronas en un masoquista. Particularmente, creo que no son cosas distintas y sólo varían en grado.

Probablemente el sentido religioso tenga mucho que ver con lo inmediato del efecto ante la muerte. Actualmente estudian las relaciones entre actividad cerebral y prácticas religiosas, pero es sólo el comienzo de esa historia.

Sé que los cuentos de vieja tienen importancia y calado, pero yo me refería a los que se afanan en ciertos fundamentos de la ética. Generalmente, están basados en nada. Las neuronas espejo no hablan del bien ni nada por el estilo; son, por ellas mismas, una dirección que coge el impulso: hacia el otro. No digo bueno o malo, eso es otra cosa.


El problema como lo planteo lo saco de mi crítica a la interpretación de Nietzsche de la compasión de Schopenhauer. Nietzsche trata la compasión como debilitador amparándose en Darwin y su crítica al cristianismo.

La estructura social, además del trabajo, depende de más cosas. Lo interpreté desde la solidaridad, concepto que se emparenta errónemente con costumbres cristianas que nublan el tema. La solidaridad es efecto y causa, es un orden continuo. El sentido de Dukheim es formar parte de algo más que uno: la solidaridad como agrupamiento de un todo.

De Schopenhauer cogí el dolor universal como modo de relación entre los seres. Es crucial no entender este dolor como psicológico, cosa que hace Nietzsche. Hace unos meses traté esto con una bióloga como el principio del dolor como forma esencial de la vida.

Las neuronas del dolor son las que gestionan la información nociva. Las neuronas están en un momento del proceso anterior al de la conciencia y dependen de cosas distintas. Es un proceso en el que el fluido no corre linealmente y casualmente, sino como un todo en interrelación. Las aplicaciones de la mecánica cuántica a la biología molecular son ridículamente complejas y me superan totalmente.

El descubrimiento de que había respuesta de un individuo ante otro, el sentido hacia el otro, es una comprobación que yo intuía junto a Schopenhauer, Peirce, Simmel y Durkheim. Ya no tratábamos sólo con la esperanza de la razón ni nada de eso.

En mí fue crucial el estudio de La expresión de las emociones de Darwin. Sentimientos como la vergüenza, la risa, el dolor y la alegría tenían una clara orientación social; también la rabia, los celos y la envidia.

Con las neuronas espejo se da explicación del proceder inmediato. No todo el mundo tendrá el mismo número de ellas o con la misma actividad (estudian si en los autistas hay déficit de ellas). No somos todos igual de empáticos. Por supuesto, el orden de la conciencia dinamita la inmediación, pero la conciencia cree que todo lo puede, y sabe poco más de lo que sabe, que lo toma de suyo como todo.

Santiago, no estoy biologizando al hombre, pero remarco la importancia del efecto inmediato. A partir de la mediación trabaja el área de la conciencia y el conocimiento haciendo posible la representación.


Me refiero con inmediato lo que se da sin mediación. Si veo dolor en otro y siento algo en mí, independiente de mi decisión, eso es inmediato. Aquí intervienen los estados de conciencia y sus niveles, pues no son cosas definidas de una vez por siempre, sino en un proceso. La conciencia se despliega en un proceso en el que coge y suelta cosas de manera continua.

Aquí es muy importante ver que las cosas son una continuación de otras y el cambio es parte del mismo proceso. La unificación que hace la conciencia es lo que crea el espejismo de que nadamos en aguas distintas. La conciencia se da en sus posibilidades y a ello mismo se remite. Es, digámoslo así, un lugar referencial, una condición lógica. Esto no es un absoluto, no es en sí; es cómo se presta a ser dado.

Hace poco supe de los estudios de un antropólogo que detallaban una tribu amazónica y su falta de nociones para números básicos. Tenían franjas como menos de cinco y más de cinco. Esas eran sus referencias de unidad. No necesitaban otras nociones. En Manilowski y Durkheim está muy bien explicada la función social del conocimiento que los cientificistas insisten en negar por ser condiciones impertinentes.

Quiero decir que si come una manzana su trato con ella tiene mucho de inmediación, como su color a primera vista, su sabor no identificado, la novedad de la suavidad de su piel, etc. También sucede que la manzana es reconocida, esperamos su sabor, el tacto de su piel, su color, etc. No es uno sin el otro, son momentos distintos, y su desligue temporal es fundamental para conocer su implicación. Particularmente, doy mucha importancia a la forma temporal de los fenómenos. Desde hace casi un siglo se habla de espacio/tiempo y se complica el discurso fenomenológico por su insuficiencia científica. No lo veo así. Las teorías sobre la realidad se construyen en la conciencia y no en la teoría física, son cosas que nosotros hemos ligado. En cualquier caso todo cabe, pero es importante ver el límite de la primacía del sentido. Esa expectativa racional no soportan los cientificistas que se ponga en duda. Exigen que sea el marco. De aquí la libertad de acción es su adecuación, no social, sino en su expectativa de racionalidad. Ese modelo ya no vale, la gente vive su vida con más urgencias que las meramente teóricas y racionales: filosóficas.

Como puede ver en el foro de sociología Pompilio defiende la primacía del orden natural y la ciencia como lo mejor que tenemos. Aunque le parezca de otra manera, mi pragmatismo trata de hacerse cargo de la reflexión de la acción en su misma conciencia. Defino así el ámbito en su cambio. Lo que asumo por válido es la teoría que uso en el paso siguiente y puede ser que modifique o no. La conciencia no es todo lo puede, y no es libre, pero su elección es una alternativa como posibilidad.

El problema de la primacía el sentido es que es una absoluta irresponsabilidad social, que toma como si fuese ética, en su imposición. Majaderías. La gente no da casi ninguna importancia a la ciencia. ¿Sentido común?. No, responsabilidad.

La razón no es sólo una dependencia cultural, como a veces intuyo que sugiere en sus escritos. Podemos justificar históricamente su relación, claro, pero lo que sigue ahí como forma incondicional es el uso de la razón.

Lo que media, más que la razón, es la conciencia. La razón, que yo no uso como RAZON, es un lugar estructural.

El cauce biológico de la solidaridad es el efecto inmediato ante otro. Como decía Mead, copiando a Peirce, el efecto que utilizamos para estimularnos: el encauzamiento de la solidaridad. Su mismo objeto, su interés, es la dirección que se le da, su propia finalidad.

Veo muy importante que no es una figura abstracta ni representacional, su efecto inmediato es una respuesta no condicionada ante otro. En su primer estado no se presta a reproducción. Aun así, sé que la realidad del otro le pone una condición: su mediación.

El sentimiento que media no lo veo compasivo, sino relacional. Para desapasionar el tema utilicé comprensión mejor que compasión, comprensión de uno en el dolor del otro que sé mío, lo reconozco el mismo, inmediatamente.

Lo de los símbolos y la interpretación es muy interesante pero entra en la representación en la que el sujeto participa intencionalmente.

Por un lado podríamos dirigir el tema a su lado orgánico. Es el que se da en los grados más bajos de objetivación de la voluntad de Schopenhauer o primeridad de Peirce. Este ámbito corresponde a su modo de ser, inicialmente independiente de nuestra identidad. El otro, en que las cosas son para nosotros y nuestra enorme capacidad de recreación, es un orden que confunde lo que ve con lo que mira: falsificación. Pensé que sería importante ver que inicialmente es un orden natural, el que refiero como inmediación, y pasa a establecer sus cauces. El orden de lo inmediato sigue operando salvo en las fugas que emergen a la conciencia y pasan al dominio de las síntesis del conocimiento. Insisto en que en las síntesis no hay estados finales, sino revisables en su suspensión. La conciencia en ellos los toma límites, finales y sobre todo, unificados.

Quería anteponer esta ordenación a su metodología social. No creo que sean órdenes que se contradigan, sino que hay que limitar en su validez y puesta en relación. La conducta social propuesta en los estudios de Goffman sugiere un tipo de importancia muy definida de la dependencia cultural para las relaciones sociales. La etnometodología define criterios sociales por su uso entre ellos mismos en su actualización, expectativa y finalidad.

No son unos sí y otros no, son todos en diversos grados. La propensión biológica puede ser inhibida por su cristalización social, al igual que la propensión biológica puede inhibir la cultural.

Si la conciencia llega tarde es un aviso de que su ámbito recrea a su manera, no consiste en simetrías absurdas que la misma conciencia toma por su verdad siendo sólo formal. El efecto inmediato, que tampoco es en sí y libre del efecto de la conciencia, es una dirección del impulso. Esa orientación inicial al otro la veo como propensión moral, independientemente del cauce que tome la moral.



Es decir, lo social es un ámbito que define su propia realidad como un todo con dirección moral propia, orientación positiva al otro, pero no necesariamente reconocida. A mí me interesa delatar la falsificación de un mundo a partir de la atracción de los objetos del conocimiento. Tomar unas cosas por otras y asumirlas por las mismas es pereza de un sentido poco agudo de representación. Por otro lado, hay objetos con atracción propia, que desde el principio, más allá de su recreación, trabajan en su pulsión.

Como digo será interesante ver cómo funcionan esas neuronas en un autista, un masoquista, en una manifestación popular, una relación sexual de pareja, de onanismo, en una conversación con otro –donde hay mucha más actividad cerebral de lo normal-, etc, etc.


Darse cuenta es, ya de por sí, una definición de la intencionalidad a la que quiero ir. El marco que media es lo que recomponemos. Como intuyes, hay una propensión antes del experimento.

Voy al sentido semiótico más que neuronal. De ninguna manera hablo de concluyente.

El sujeto aparte, que es el supuesto de toda conciencia falsificada por el efecto del medio, es “el centro de operaciones” de lo que tiene alrededor.

Varela parece ir en una línea de crítica a lo representacional que se pretende como un todo. Es parte problema que abre Libet. Como los mapas sinápticos dejan huella, el cerebro tiende al camino más fácil: la recreación. Aunque Kant no pudo conocer estas cosas de la neurociencia animo a que comprueben cómo se anticipó a Libet, la Gestalt, Ryle y otros

Recuerdo que la emergencia de la conciencia es lo que llevó a Eccles a proponer a Popper cambiar su tercer mundo por mundo 3. Eso es actualmente el exocerebro, una variación del mundo 3. Aún así, lo ha llamado alguno cuarto mundo. Esa teoría de Popper, que es muy rica y se suele malinterpretar, contenía ese supuesto mundo cuarto.

El tercer mundo es crucial para la comprensión de los objetos de la conciencia en su desalojo de la subjetividad. Sin duda, esto acerca la teoría de Popper al enfoque sociológico de Simmel, Weber y Peirce.


Está muy relacionado con lo que proponen como procesos cuánticos y física de la mente. Es un tema muy actual. Las superposiciones de estados mente/cerebro solucionan problemas que yo siempre he concebido como las problemáticas de las síntesis y la simultaneidad y la sucesión. No creo en un reduccionismo cerebral ni en una exagerada indeterminación de la mente. Lo veo más como el servicio que presta uno al otro. El cerebro y la mente funcionan básicamente de manera sintética con saltitos definidos que no son sino partes de un todo, y así sucesivamente.



Que no es un fenómeno cualquiera es de lo que le informan las neuronas espejo, informan del otro. Las del dolor informan de lo nocivo.

Me trae esto a la memoria algo que me sorprendió leyendo un libro el verano pasado. Penrose hablaba de procesos cuánticos que permitían dar explicación de órdenes ocultos de relación. Una de sus propuestas era un sentido ético del universo en el que todo está en relación no representacional, sino a pesar de ello. Ya no era filosofía hindú, sino física teórica. Un poco en la línea de Pompilio, sin tanto Cristo y con más ciencia.

No creo que seas materialista, pero he hablado desde el principio de que media la percepción. Eso no es darse cuenta, es percibir. Darse cuenta es intuir y entender.

La conciencia surge sobre ello. Es que yo tomo más la conciencia como un proceso que engloba otros procesos; no es uno sí y otro no. Esa lógica de la contradicción es totalmente insuficiente en el problema de la conciencia.

Lo de la fidelidad de la percepción es lo del orden supuesto de mundo. Me he referido muchas veces a ello como la trampa de Kant o el orden de Spinoza: son sólo un supuesto.



S mí me sorprendió más el adelantamiento que el retraso. Realmente es la propensión hacia delante. Pribram lo llama feed-forward, yo expectativa. No conozco tanto la materia pero deben ser redes rapidísmas y con un mucha plasticidad. Para empezar, no funcionan en solitario, sino conjuntamente. El modelo holográfico, que no lo creo válido, es muy sugerente porque da cuenta de patrones de recomposición. Es decir, tiene en cuenta lo entero, lo completo, lo total, más que lo particular, lo fragmentario. Se supone que con ciertos algoritmos son capaces de recrear. Proponen algo como que la información del cerebro no está en un sitio, sino por todo el cerebro, como una forma de interrelación. Claro, salta de nuevo la cuestión cuántica. Lo que por aquí parece, lo que no cabe hablar es de causalidad.


Como dije, Varela va hacia la crítica de lo dado, critica que sea un todo. Los científicos malos suelen obviar el problema y llamar leyes naturales a lo que no conocen, sólo suponen; debiera ser su verdadero planteamiento del problema, y es lo que los científicos de verdad hacen. La mediación de lo otro que no es conciencia es sólo un grado distinto de ésta, podríamos decir un grado inferior que trabaja en otra función (ruego que mis referencias a lo inferior o superior se tomen como objeto de conocimiento, problema y no juicio de valor). El fin es el organismo, un todo, aunque una de las nociones importantes es no tomar el ámbito del organismo tampoco como un todo, que sería sólo cambiar el rostro al problema -recuerde el espíritu de grupo de las hormigas o la conciencia social de Peirce-.

La emergencia es el momento posterior a las síntesis. Los elementos latentes se encauzan y logran su expresión. En términos de evolución es el proceso duro, dar con la teoría apta, la que empuja y emerge. Sostengo que por sus propios términos no es lineal ni causal, es nuevo e impredecible; las matemáticas que lo justifican son injustificables, incompletas en último término, pero supuestamente asentadas en su estado final. Se toma la efectividad por finalidad al carecer de conciencia y sólo recrear su limitación. Por eso los que tratan el problema de la mente no pueden usar el reduccionismo como un todo, porque no cuentan con lo que no contienen, ¡no lo conocen!; siempre les falta algo; mejor dicho, como digo, cabalmente es lo que les falta y, por su propia lógica, no pueden determinar. El orden de Spinoza, la trampa de Kant, es la cosa en sí como problema: qué pensar. Es la indeterminación de la conciencia que tomamos en su retraso por su reverso.

En física tienen problemas más que graves para dar con la teoría que relacione lo pequeño, lo subatómico, con lo grande, el mundo que tomamos por real: el objeto del darwinismo cuántico, la reducción objetiva y el cambio a la física clásica, ¡un modo de recreación de una representación aproximada que se toma por realidad!. Traje una cita al respecto en la que Penrose afirmaba que algo debía estar muy mal en la noción de física. Bohr y Schrödinger, al menos, tenían respeto por las filosofías orientales, y como hombre sabios, se movían con atrevida prudencia

Los retardos de conciencia que posibilitan su unidad facilitan y animan la recreación -recuerde que Hameroff propone 15 segundos para ello-. Jugar entre expectativas no conscientes, pero rellenadas con su propia inclinación a recrear el reconocimiento es de lo más interesante del límite intrínseco de nuestra noción de experiencia y conciencia. La conciencia se agrupa en una especie de explosión de indeterminación que busca como puede un cauce que sólo intuye, pero del que, aún así, se sirve. Es el objeto de su intencionalidad: su límite, borde y dirección.

El relleno de noción de realidad es una manipulación que estructuramos y definimos como una totalidad. Su negación a partir de una reformulación representacional no es sino una variación de ello; en última instancia, es una grotesca inducción. ¡Pero es lo que hay!. Limitar esa irracionalidad es sólo una esperanza que debemos repetir insistentemente para que no nos ahogue la angustia.

Por ello le comenté lo del estudio antropológico. Es un lenguaje de una población con no más de 300 hablantes. Su estructura social no tiene la diversidad como para que se tome como una gran diferencia, no hay hueco para rellenar con urgencias que no se dan; carecen de nihilismo. Así, Varela habla de las hormigas y la extraña noción de unidad. Pensemos, pues, en los problemas, que se orienten a sus urgencias y dejémonos der chismes de viejas, que bastante mal ya hacen.

"La verdad hace menos bien en el mundo que mal hacen sus apariencias" (De La Rochefoucauld)


Sería muy importante el siguiente estudio: en lugar de observar el funcionamiento de las neuronas frente a un sujeto sobre el que se produzca dolor, observar qué sucede proporcionando placer. Ni en la teoría del dolor ni en la génesis evolutiva de la urgencia puedo ocultar mi deuda con Schopenhauer, pero este estudio aclararía si el dolor es tan positivo y el placer sólo ilusorio y básicamente negativo.


“lo primero que reacciona ante un fenómeno es el sistema motor -respuesta corporal a través de la corteza anterior del cerebro - y no el análisis o procesamiento de categorías o de palabras”

En efecto, el organismo trabaja como un todo, pero fíjese que la conciencia hace posible su anticipación, permite recrear un pasado en su retraso y tomarlo como objeto de su anticipación; hace posible un área de indeterminación, la posibilidad de definición de la intencionalidad.

Al igual que los músculos de preparan para afrontar el movimiento, el otro es un supuesto básico de la solidaridad, es su objeto positivamente validado en su encuentro como efecto inmediato y su consiguiente recreación en el ámbito social, toda una forma de mediación: la realidad social no como una cosa, sino una representación reforzada e inhibida por su objeto: el organismo en su inmediación y la sociedad en su mediación.

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