El lenguaje me resulta
algo demasiado superficial a lo que, paradójicamente, nos sumamos, como
si sumarse a algo no produjese nada más que una suma, un añadido
neutro, por tanto, sin nada que surga consigo; a su altura, se
experimenta una gran desventaja, se cae en su “tela de araña”,
para decirlo con la imagen nietzscheana. El lenguaje no está a la altura
de la conciencia, no es lo mismo que ella; el lenguaje está detrás de
la conciencia sin otra determinación inmediata que su desventaja formal,
su cara inversa; sin idea de sí, es una actividad pasiva, una
pérdida de espacio. Su neutralidad es falsa, esto es, que su
indiferencia no es indiferente, sino que sigue unas preferencias; muy al
contrario, se abre paso y pisa el lugar que ocupa lo abstracto,
sustituye su lugar (*). En el lenguaje se diluye lo que el pensamiento
aporta, lo positivo del mismo; en su lugar, se pone un sustituto, se
crea una distancia.
La idea del pensamiento es, primeramente, actividad interna, pensamiento
de esto o de lo otro; todos creemos pensar algo que, sólo
excepcionalmente, llega a ser consciente e ir a algún sitio. La
experiencia de la conciencia tiene un patrón selectivo que la lógica,
habitualmente, ha dejado de lado; falsea las cosas imprimiendo el sesgo
de su comodidad (**). Urge, pues, cierta ralentización, cierta ventaja
sobre la experiencia más inmediata que se precipita.
Últimamente, me está sucediendo que necesito densidad de términos,
necesito recurrir a ellos para organizar una idea que, más tarde, es
dejada de lado; me sirvo de un término para un uso especulativo que
descubro en su falsedad, lo limito sin dejarlo correr más.
(*) La figura del pisado se refiere a la dialéctica y la
indiferencia en la que se asienta, la lógica a la que se encadena como
un fundamento que todo lo funda y en el que todo cae.
(**) Como Rochefoucauld ya dijera, “tenemos más pereza en la mente que en el cuerpo” (Máximas [487]); si no fuese así, si fuésemos primeramente apercibidos, no percibiríamos nada o percibiríamos siempre lo mismo.
jueves, 6 de marzo de 2014
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