jueves, 22 de enero de 2009

De la sociología de la ciencia a la del conocimiento

A raíz del tema De la comprensión he visto que se puede hacer clara la distinción entre sociología del conocimiento y de la ciencia. La de la ciencia, por el discurso de sus términos, no se hace analítica de una vez por todas, sino en su discurso se hace sintética con la del conocimiento.

Mi rechazo de la noción de analiticidad significa, justamente, no trazar línea alguna entre lo que basta para la comprensión de las sentencias del lenguaje y todo lo que, además de eso, la comunidad esté de acuerdo en ver. Dudo que pueda establecerse una distinción objetiva entre el significado y una tal información colateral que sea compartida por la comunidad.” (Quine, Relativismo ontológico; Naturalización de la epistemología, pg. 114)

Los objetos del conocimiento científico crispan la simetría de su expectativa en la diversidad de sus usos; se les da una aplicación no contenida en su uso supuesto. Lo que hace tan importante a la sociología del conocimiento es que trata las categorías del conocimiento donde éste se hace efectivo y encauzado en su margen de acción. No está, pues, condicionado por su verdad sino por el margen donde se da.

Teorías revolucionarias como la de la evolución de las especies, la relatividad o la mecánica cuántica se han indeterminado en su expectativa. Es fácil encontrar terribles perversiones de tan conocidas teorías en usos totalmente fuera de su contexto original. Personas con formación en biología pueden deformar la teoría de Darwin y hacerla una ética absolutamente asocial, un filósofo puede confundir el espacio-tiempo objetivo con sus correlatos fenoménicos o un físico puede especular con dimensiones no falsables que subyacen en la complejidad matemática.

La comprensión no es algo claro y distinto, como se ha sugerido, sino que es una nueva creación. A pesar de que mi uso comprensivo es sintético y creativo de sus objetos, no es contrario al de la ciencia sino en su ideología, lo criticado como cientificismo. El marco común, o, si se prefiere así, el margen común, es su efecto solidario y no sólo especial; se amplía el margen al efecto de totalidad, lo que ocurre con la síntesis, y no al absoluto de su verdad, extensión ilusoria de un absoluto que no comprende sino sólo piensa. La comprensión, en lo que tiene de recreo, lo que dijimos asociativo y no creativo, se puede volver sintético por su rozamiento, no por su conciencia; se haría ciego por su falta de conciencia como en el conocimiento matemático.

La sociología comprensiva del conocimiento no se precipita sobre el mismo sino es el cuidado de los márgenes donde está su conciencia.

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