martes, 2 de diciembre de 2008

La emergencia del mensaje en el interaccionismo

Mead formalizó la lógica de la interacción social desde su contexto simbólico. En la interacción hay un supuesto emotivo que promueve el sentido al que está orientado. De esa manera Mead veía el yo, la noción de identidad personal, como un reflejo de la interacción.

Mead se orientó emotivamente desde Darwin y su análisis de las emociones. Es importante fijarse que el lenguaje oído tiene una faceta implicada no sólo como lenguaje a traducir, lo que significa, sino que el lenguaje lleva a una respuesta inmediata del receptor que es un momento implicado de la interrelación. Mead implicaba a su vez al emisor y al mensaje. Para el desarrollo del lenguaje esto es crucial porque no sólo es comunicar un mensaje sino que la comunicación misma es un mensaje.

La parte del cerebro auditiva se vuelve más diferenciada no en su competencia con otros sonidos, como hubiese pensado desde Schopenhauer, sino que hay diferenciación superior de la señal que se envía. Se emerge a otro nivel de afinidad y se atiende al mensaje más que al ruido de fondo que lo ahoga.

Es curioso que los autistas tengan un déficit temporal para el registro de la señal y se maneja la hipótesis de que tengan un desorden en su procesamiento, que realmente reciban antes la señal y no sean capaces de tramitarla, como una precipitación sobre el mensaje.

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